miércoles, 12 de agosto de 2020

Los días torcidos.

 Aquí estoy de nuevo, siendo fuerte y repitiendo el mantra "de muchas más grandes hemos salido"

Es curioso como la tristeza me hace escribir, como solo escribo y uso está herramienta cuando estoy triste, como si fuera mi medicina, mi pastilla o ese sorbito de Tequila que te ayuda a olvidar.


A mi favor diré que estoy orgullosa de mi, de mi fortaleza, de mi valentía, de mi decisión y de mi amor propio pero eso no quiere decir que no duela, eso no quiere decir que no esté llena de cristales y escombros.


He tomado el camino de la cordura, de la lógica aplastante, del racionalismo minucioso y la coherencia. Pues he intentado por todos los medios no dejar caer la sábana sobre mi cabeza día tras día en una habitación ahora para mí putrefacta. Eso ya lo viví, así es como lo gestione y como esperan que lo gestione y no es así como quiero recordarme.

He sido inteligente y he intentado ir un paso por delante, quitando de mi vista cada recuerdo en el que poder recrearme para llorar este vacío. He borrado cada pista, cada resquicio y cada retazo para evitar que en un día malo todo se vaya al garete. Te he entregado hasta ese par de calcetines inútiles que ambas sabemos que nunca hubieras necesitado pero que bien podrían haber sido la excusa perfecta para volverte a ver.

Pues con todos los recuerdos ya tengo suficiente material ¿No crees?

Pero no mentiré, me cuesta. Me cuesta un mundo cada pestañeo, me cuesta no marcar ese número, abrir esa foto, poner esa canción. Pero no puedo dar ni un paso en falso si estoy andado en esta cuerda floja que a duras penas puede sostenerme. Así que así voy, pasito a pasito y poquito a poco para no caerme a un abismo del que ahora mismo no se si podré salir.

No mentiré, es duro girar esa llave, pintarme una sonrisa en la cara, tomar esa cerveza bajo de casa o pisar cualquier acera que algún día tus pies hayan pisado. Que maravilla el ser humano, cuántas cosas pasan inadvertidas y como de un momento a otro cualquier sol, cualquier luna, cualquier gota de lluvia pueden conectarme a ti, pueden hacerme pensar que estamos viendo el mismo sol, la misma lluvia, la misma nube.

Diré la verdad, no me arrepiento. No vacilo y no reculo en mi decision porque el fondo de mi sé que este círculo vicioso iba a impedirnos a ambas llegar a conocernos de verdad, a descosernos la piel y leer detenidamente todo lo que todos los seres humanos tenemos por dentro. Y sin eso esto jamás hubiera llegado a buen puerto.

Diré la verdad, te sigo queriendo. Y aunque mi cabeza está de frente y me dice que es lo mejor y que no podemos permitirnos volver ahí, mi corazón está de lado y no para cada día con más fuerza y firmeza de recordarme que eres esa persona a la que querer por siempre.

Nadie como yo conoce tus fantasmas y a pesar de ello siempre supe manejarme entre tus tinieblas y tú oscuro repentino. Y te quise y te quiero y te querré con todas la de la ley, con la luz y la sombra, con la sal y el azúcar con el fuego y el hielo. 

Te contaré un secreto, a veces me gusta jugar al juego de mirarnos por un agujerito. De observar desde fuera como vemos la tele despreocupadas, abrazadas y con un semblante distraído y feliz. Como alguna suelta una carcajada, la otra con el movil, luego una va a por agua y trae un vasito a la otra.

A veces me teletransporto ahí, a cualquier día de nuestra vida y a cualquier hora y comprendo cuanto de importante fue ese último abrazo, ese te quiero, esa caricia, ese beso, esa mirada mientras dormíamos, esas manos entrelazada, ese olor a tu piel... Digo que cuanto importante fue porque aunque quiera y me esfuerce no soy capaz de recordarlo, y aún si soy consciente de lo valioso que es.

Solo quiero que sepas que no te odio aunque me gustaría hacerlo un poquito para que fuera más fácil. Que te conozco más de lo que tu misma te conoces y que soy plenamente consciente de que hemos pretendido que con dos piedras y cuatro maderas construyeras un castillo y que tu no he podido hacerlo no por falta de ganas sino por escasez de herramientas. Así que si tenemos que culpar a alguien, culpemos a Dios por no habertelas lanzado desde el cielo, a papá Noel por no habertelas regalado por navidad o a ese espermatozoide más rápido por dejarlas en su casa.

Pero desde luego ni culpable ni responsable. Solo quiero que sepas que yo voy a ser fuerte, voy a mejorar, voy a cambiar todo lo que necesito cambiar y que un día voy a verte y tú habrás sido fuerte,h mejorado y habrás cambiar todo lo que necesitabas cambiar.

Y en ese momento, en ese instante podremos querernos bien, sea en las condiciones que sean y en las circunstancias que se den. Pero de verdad te lo prometo tu y yo vamos a querernos fuerte, vamos a hacerlo de verdad y de forma definitiva aunque sea de la forma que sea. Porque el amor va a ser siempre amor, independientemente del tipo de vasija en el que se guarde.


No hay comentarios:

Publicar un comentario